miércoles, 8 de diciembre de 2010

Una lágrima

De todas mis posesiones, hay una que mimo, cuido y protejo. Es algo inmaterial, pero imprescindible en la vida de cualquiera. Es mi libertad, la capacidad tomar cualquier decisión Cuando un muro bloqueó mi libertad, busqué otro sitio por donde continuar. Recorrí un par de pasos y me encontré otro muro, quizás más alto que el primero. Entonces sólo me quedaba un camino por el que escapar. Corrí hacia él con la esperanza de encontrar la libertad. Pero otro muro más alto que el anterior lo impidió.

Una lágrima. Una lágrima salió de uno de mis ojos. Se deslizó por mi cara y se introdujo por los poros del muro, atravesándolo. Al librarse de las ataduras, gritó a sus congéneres, de tal manera, que una lágrima tras otra empezaron a brotar de mis ojos, para ir en busca de esa libertad tan ansiada... Lágrimas a borbotones, para facilitar el drenaje hacia la libertad...

Una cicatriz... pero eso ya es otra historia. 

martes, 14 de septiembre de 2010

Sonrisa de papel

Pensó que sería mejor así. Permanecería inmóvil, callada. Así nadie se percataría del sufrimiento que llevaba dentro. Consideraba así que nadie se contagiaría de su mal. Sus lágrimas invisibles hacían que su garganta se resintiera. Apretaba los dientes para evitar gimotear. Su coraza la protegería de esos ataques que sabía que más tarde o temprano recibiría. Todo era perfecto: la media sonrisa, la voz pausada al pronunciar las palabras protocolarias, los gestos tranquilos, ... Había logrado su objetivo: pasar desapercibida para el mundo. Si hubiera estado animada, lo celebraría. Todo estaba bien, hasta que alguien le dijo: 'Tienes la mirada triste' 

domingo, 8 de agosto de 2010

Egoismo

Se sentía la persona más egoísta del mundo. Tenía la sensación de que la decisión que tomara sería errónea e interesada. Se imaginó su corazón como un puzzle desmenuzado en cientos de piezas, aunque en ellas se intuían los principales motivos del dibujo. La razón esta vez estaba muy confundida y no entendía siquiera qué tenía que hacer, cuál era la pregunta a la que responder. 

Ella deseaba que viniera, porque quería verlo. Porque quería estar con él. Al mismo tiempo no quería que se le acercara: porque querría verlo, porque querría estar con él. Miedo. Miedo era lo que sentía en cualquiera de los dos casos. Miedo a ganar, a perder, a equivocarse e incluso a acertar.

Cuando se miraba desde fuera pensando en los pros y los contras, se sentía otra vez egoísta, puesto que se veía pensando en ella misma, en si le perjudicaría la decisión que tomara. Y ciertamente, se sintió culpable de no poder contar con la opinión de nadie más, ya que pensaba que esto afectaría al engranaje final de todas las piezas del puzzle. Intuía dolor, humillación, traición.

El futuro era incierto. El tiempo se le acababa. Su decisión egoísta se acercaba. Eso la asustaba mucho. ¿Cómo evitar hacer daño a aquellas personas que más quería? ¿Cómo dejaría ella de sufrir? Se imaginaba sola para no perjudicar a nadie más en su vida, tras causar el enorme desastre. Quizás lo mejor sería que ella fuera quien soportara este dolor para siempre.

Ella seguía pensando "Soy una egoísta". 

miércoles, 4 de agosto de 2010

Camino


Mientras recorro mi camino me separo de muchas personas, me alejo más de ellas, del grupo que no entiendo, pero que tanta gente sigue. Podría ser que me separara de ti y que tú no quisieras seguir mis pasos porque no estás de acuerdo conmigo. Podría ofenderte. Podrías dejar de hablarme, de quererme o de pensar en mi como algo positivo en tu vida. 

Mi camino me aleja de la vida llena de normas absurdas que las masas siguen ciegas, convencidas de que es el mejor rumbo, que si no siguen estas leyes escritas, tendrán los peores castigos eternamente, incluso después de su muerte. Este grupo de gente, busca razones a todo lo que nos pasa en la vida, sea bueno o malo. Si las circunstancias de la vida son adversas, es porque alguna divinidad les está poniendo a prueba para que demuestren lo buenos y lo fuertes que son. 

Todo esto está controlado por el respeto. Y el respeto es, al fin y al cabo un sinónimo de miedo. Miedo a lo desconocido. Porque no hay nada que nos de más miedo que aquello que no podemos percibir con nuestros sentidos, como por ejemplo las pesadillas. Para tener este control sobre las personas, la mejor forma es hacerlo desde pequeños. Los hábitos que se aprenden de pequeño no se olvidan nunca, así como los buenos modales. 

Este camino lo empecé a trazar desde pequeña. Mi madre me preguntó si quería hacer la comunión, y como copiaba todo lo que mi hermana mayor hacía, pues dije que sí, sin saber muy bien a lo que se refería.  No entendía lo que me explicaban en catequesis (yo tenía 6 años y era todavía más despistada que hoy). Recuerdo que en las clases de catequesis, que eran dos a la semana durante un curso escolar, estaba siempre muy despistada. Igual decían "abrid el libro por la página 57", y yo, que acababa de aprender los números, cuando llegaba a la página le preguntaba a mi hermana si era ésa. Ella me lo confirmaba, pero claro, los demás, que eran dos cursos más grandes que yo, ya habían encontrado la página en concreto, y habían leído algunas líneas, y ya no podía seguir el texto. En el colegio, los mayores hacían clases de religión, pero se acabaron cuando empecé yo (mi hermana había hecho 3 cursos con religión). Como bien dice la frase aquella, no me enteré de la misa ni la mitad. Entre tanto, en catequesis nos amenazaban con encerrarnos con  las monjas en un cuarto si nos portábamos mal o si hablábamos. No era mi problema, porque yo no hablaba nunca. No sé cómo me ofrecí voluntaria para llevarle al cura las cosas estas que usa en misa (la copa, las hostias, etc.). El día que hice la comunión ya tenía cumplidos los 7 años, no me enteré de lo que hablaba ese señor tan mayor que era el cura. Como siempre, me abstraía en mi mundo, observándolo todo. Tal era mi despiste que mis padres me tuvieron que avisar para acercarle al cura las cosas cuando nos llamaron. De ese día recuerdo que comimos en mi casa con algunos familiares y amigos de mis padres. Todavía no entiendo la razón de estas celebraciones. 

Recuerdo un sueño místico que tuve en mi niñez en esa época. Uno en el que un niño dios coleccionaba almas y las guardaba en tarros de mermelada, que ponía en estanterías. Yo me preguntaba ¿para qué querrá tener estas almas? ¿Y por qué encerrarlas? Fue mi primera duda transcendental. 

En el camino encontré injusticias en nombre de un ser que consideran superior. Vi palizas, maltratos, amenazas, chantajes e injusticias. Y me salí del camino. La espiritualidad debería ser íntima y personal. Cada cual marcar sus pautas a seguir. Bajo una misma premisa "no hagas a los demás lo que no quieras recibir". Las religiones están llenas de actitudes machistas y homófobas, la mayor parte de las veces por malas interpretaciones., que hace que la mayoría de las veces no tengan respeto por la vida. ¿Cuál es la verdadera razón de la ablación del clítoris? ¿Por qué no hay ablación del glande? ¿Por qué se impide el uso del preservativo como método de prevención de enfermedades? ¿Por qué hay que llegar virgen al matrimonio? ¿Por qué en muchas religiones la infidelidad es castigada con la muerte por lapidación? ¿Por qué una mujer musulmana que es violada necesita 4 testigos para demostrar el hecho en si?

Para todos los fenómenos naturales siempre habrá alguien que explique que ha sido la voluntad de un ser superior que ha querido que ocurra eso. Todas las religiones han tenido una explicación por parte de alguno de sus dioses. La religión es la manera más fácil de explicar las cosas. Es igual que si un niño te pregunta por la razón de algo y tú le respondes "Porque sí" o "Porque lo digo yo". Es una respuesta sencilla que sólo vale para los conformistas. 


No estoy en contra de la espiritualidad individual. Por explicarlo con un ejemplo, la manera más fácil sería: no estoy en contra de la religión católica, pero sí de la Iglesia. Creo en mi conciencia. Creo en la libertad de pensamiento y de expresión. Mi única premisa es "no hagas nada que no quieras que te hagan a ti". El respeto hacia los demás es lo que nos debería unir. Las normas impuestas han sido y son causantes de la mayoría de las guerras habidas y por haber (el otro motivo es económico). 


PD: el día que escribí el post, había visto la película Camino, de Javier Fresser. Ese día cambié de camino. 

sábado, 26 de junio de 2010

El fin del ojo de cristal


Quiero cambiar el nombre del blog. Cambiar "el ojo de cristal" por otra cosa que me representara más a mi. Cuando creé el blog no tenía mucha idea de qué nombre ponerle, así que opté por "El ojo de cristal". Pero cada vez me se separa más el nombre de mi forma de ser.

En realidad un ojo de cristal no ve, y lo que yo hago siempre es mirar, observar, ver... y sobretodo, callar. Por eso, tras un tiempo intentando pensar en el tema, y viendo la cantidad de blogs que se llaman "el ojo de cristal", he encontrado un nombre más idóneo.

Desde ahora, y hasta que cambie de opinión, el nombre del blog pasará a ser "Mirando en silencio"

miércoles, 9 de junio de 2010

Mientras dormías


Mientras dormías, miraba tu espalda. Mis manos deseaban acariciarla. Mis dedos intentaban alcanzarla. Estabas tan relajado, tan tranquilo, que no quise invadir tu espacio.

Mientras dormías, tu mente estaba en otro mundo, viajando libre. Mi mente atrapada en mi cuerpo, deseando atraversarlo, e ir hacia la libertad de tu mente.

Mientras dormías quise ser feliz, quise ser tú. Pero no lo conseguí. Finalmente comprendí que la felicidad era mejor compartida, si tú estabas bien, yo también lo estaría.

Tu cuerpo se movió. Abriste los ojos. Me sonreíste. Ahora sí que era feliz.

viernes, 14 de mayo de 2010

Condición para olvidarte


Cuando tus caricias se hayan difuminado tanto que ya no queden rastro de su tacto en mi piel. Cuando tu voz deje de recorrer cada rincón dentro de mi cabeza. Cuando el recuerdo de tu aroma desaparezca. Cuando el sabor de tu piel desaparezca de dentro de mi lengua. Cuando de mis ojos desaparezca tu imagen. Cuando no recuerde tu nombre. Cuando todo eso ocurra, sólo entonces, te olvidaré.

domingo, 21 de marzo de 2010

El rumbo de la vida

Me imagino mi vida guiada por un barco pirata de los de antaño. Una calavera, quizá. Que se dejaba guiar por el viento y las corrientes, aunque de vez en cuando es ayudado por una serie de remos para cambiar de rumbo. Un barco que se orienta por las estrellas, ya que de noche se toman las decisiones más acertadas. 

Mi barco ha embarrancado, y lo abandono. Cambio de barco. Cambio de rumbo No sé si será la decisión más acertada, pero quiero descubrir nuevos mundos. Nuevas rutas hacia esa felicidad que tengo, pero a la que quiero llegar por un camino diferente. Supongo que de un barco al otro, tengo que ir en una barca a remos, necesito hacer el efuerzo físico y mental que supone el cambio, y así, mientras tanto, lanzar por la borda todo aquello que me ha hecho sufrir. Durante el trayecto, necesitaré pescar esos buenos momentos que me llenen de fuerza para seguir adelante. 

Por la noche serán las estrellas las que me guíen. De día, para no desviarme en el camino, necesitaré la ayuda de alguna brújula que impida que me pierda, que me desvíe en mi ruta. En algún momento de mi viaje interior, me encontraré obstáculos que esquivar, icebergs que pueden hacerme fracasar en mi intento si choco con ellos. Si me hundo, quizá reciba ese salvavidas que me saque a flote, que me hará reaccionar y luchar para vivir y recorrer a nado el resto del camino hasta el nuevo barco.

De momento mi barco ha embarrancado. Antes de abandonarlo lo recorreré, exploraré cada rincón, para grabar en mi memoria los viajes que en él realicé.


miércoles, 17 de marzo de 2010

A dos centímetros

Dos centímetros, quizás algo menos. Esa fue la distancia que nos separó. Notabamos la respiración del otro, el calor que emanaba de nuestros cuerpos, nuestros olores corporales. Todo era perfecto, el silencio que nos rodeaba. No había ningún alma vagando por las calles. En ese momento el mundo era nuestro. Nadie nos robará ese momento, ese recuerdo. Nadie. Me habría gustado que alguien hubiera vaciado el espacio de esos dos centímetros que nos separaban, que se eliminara esa barrera que nos distanció. Pero allí permanecían impasibles esos dos centímetros acosadores, acusadores. Finalmente esos dos centímetros, se convirtieron en tres, cuatro, cinco,... no dejó de aumentar el número de centímetros que había entre los dos.
Mientras tanto, mis lágrimas descendieron por mi cara dos centímetros, tres, cuatro,... emulando la distancia que nos separó. 

jueves, 21 de enero de 2010

Te atraparé

Voy a por ti. Te perseguiré hasta atraparte. Te meteré dentro de mi, y ya no podrás salir hasta que yo te deje libre. Porque esta vez lo conseguiré. Te conseguiré.No hay vuelta atrás. No temas. Te protegeré. Te ayudaré. Te cuidaré y trataré que seas feliz.

Todavía no sabes quién eres. Lo sabrás más adelante. O quizás no lo sepas nunca. Depende de ti. Sólo espero que en este proceso no te pierdas. Porque si te pierdes, si te escapas o si no quieres estar conmigo por la razón que sea, ya no volveré a buscarte. Te dejaré libre. Tú decides.


miércoles, 20 de enero de 2010

Viento

Aquel viernes era diferente a todos los demás días de invierno. Por la tarde la temperatura había subido como 10º por encima de la media de los otros días. Si la media eran 7ºC, aquella tarde habría 19ºC. Demasiado  calor para ser invierno. Fue un preludio de lo que ocurriría al día siguiente.

El día 24 de enero, hará un año de uno de los días en que pasé más miedo de mi vida. Normalmente las situaciones que más tememos son los brutales fenómenos atmosféricos que a veces acontecen. En este caso, se trata del viento.

Era un día  un ventoso, pero nada fuera de lo normal. Llegué al trabajo y empecé a hacer mis tareas. Recuerdo que al rato se fue la luz. Me fui a hablar con la vecina, con la que pasaba muchas horas entonces y comentábamos que con el viento que hacía no íbamos a vender nada. Además, yo necesitaba electricidad para poder hacer mi trabajo. La fuerza del viento aumentaba por momentos. (en esta zona las rachas de viento llegaron a los 150 km/h). Oímos un estruendo. Entonces no lo sabíamos, pero era un enorme pino que había en la plaza que se había quebrado.




Así conté lo que pasó a unos amigos ese mismo día, cuando llegué a casa a las doce y media de la mañana.


Cierro a las 13.30. El viento era acojonante. Se ha ido la luz en todo el pueblo a eso de las 11:00 (¿algún cable roto?). Por tanto ya no podía hacer nada. Un poco antes de las 12 me he ido.

Los contenedores se movían solos. Las motos descansaban en las aceras. Los tejados lloraban tejas. Y éstas se caían encima de los coches rompiendo las lunas (afortunadamente la calle donde lo dejo siempre estaba hoy ocupada y he tenido que ir a otro sitio). Los árboles se iban quebrando. El viento se llevaba a la gente. Algún perro volaba. Los parasoles de los bares decidieron que era momento de cambiar de sitio. Algunos coches aparcados se movían (incluso furgonetas). Un infierno, vamos.

Para estar sin hacer nada y pasando miedo, cogí el coche y me fui a casa. Por el camino más destrucción: paneles de publicidad desaparecidos, rotos. En la ronda de Dalt el "capuchón" de una palmera en medio de la calzada.
 

En mi ciudad esto era el paraíso: hojas por el suelo y alguna que otra ramita. Voy a comprar el pan y una señora protestaba del viento, que le dolía la cabeza (pues yo vengo del infierno).
 

Pongo una foto del pabellón de Santa Coloma de Cervelló. Según me han dicho en el momento en que pasó ésto había niños jugando un partido. (este pueblo se ha declarado zona catastrófica) (y puse una foto)



Las consecuencias fueron desastrosas. Las tejas caían, mientras algunos insensatos miraban desde abajo. Los contenedores se movían calle abajo. Hasta se movían algunos coches. El techo del pabellón deportivo se desprendió casi en su totalidad, salió volando y se acercaba peligrosamente a los bloques colindantes. En ese momento se estaba jugando un partido. Podía haber sido una masacre. Os pongo una foto del pabellón deportivo:




Miles de árboles cayeron. En el parque natural de Collserola, esos días dijeron que se habían caído 200.000 árboles. Los días siguientes, muchos fueron los que talaron los árboles caídos para tener leña para sus casas.




A menos de 5 km de donde estaba, cuatro niños murieron porque se derrumbó la instalación deportiva donde fueron a refugiarse del viento. Podría haber sido peor. Creo que ese fue el día que más miedo pasé en mi vida. Por la zona donde yo estaba, pasó la lengua del viento con más fuerza de esta comarca.

Mientras escribía esto, he visto un álbum de fotos público, de un tal Blas Asensio, del que me he tomado la libertad de coger las fotos para explicar el tema.

martes, 19 de enero de 2010

Pensamiento

Hay algo más importante que saber lo que se quiere: saber qué es lo que no se quiere.Y tú, ¿ya sabes lo que no quieres?