jueves, 21 de enero de 2010

Te atraparé

Voy a por ti. Te perseguiré hasta atraparte. Te meteré dentro de mi, y ya no podrás salir hasta que yo te deje libre. Porque esta vez lo conseguiré. Te conseguiré.No hay vuelta atrás. No temas. Te protegeré. Te ayudaré. Te cuidaré y trataré que seas feliz.

Todavía no sabes quién eres. Lo sabrás más adelante. O quizás no lo sepas nunca. Depende de ti. Sólo espero que en este proceso no te pierdas. Porque si te pierdes, si te escapas o si no quieres estar conmigo por la razón que sea, ya no volveré a buscarte. Te dejaré libre. Tú decides.


miércoles, 20 de enero de 2010

Viento

Aquel viernes era diferente a todos los demás días de invierno. Por la tarde la temperatura había subido como 10º por encima de la media de los otros días. Si la media eran 7ºC, aquella tarde habría 19ºC. Demasiado  calor para ser invierno. Fue un preludio de lo que ocurriría al día siguiente.

El día 24 de enero, hará un año de uno de los días en que pasé más miedo de mi vida. Normalmente las situaciones que más tememos son los brutales fenómenos atmosféricos que a veces acontecen. En este caso, se trata del viento.

Era un día  un ventoso, pero nada fuera de lo normal. Llegué al trabajo y empecé a hacer mis tareas. Recuerdo que al rato se fue la luz. Me fui a hablar con la vecina, con la que pasaba muchas horas entonces y comentábamos que con el viento que hacía no íbamos a vender nada. Además, yo necesitaba electricidad para poder hacer mi trabajo. La fuerza del viento aumentaba por momentos. (en esta zona las rachas de viento llegaron a los 150 km/h). Oímos un estruendo. Entonces no lo sabíamos, pero era un enorme pino que había en la plaza que se había quebrado.




Así conté lo que pasó a unos amigos ese mismo día, cuando llegué a casa a las doce y media de la mañana.


Cierro a las 13.30. El viento era acojonante. Se ha ido la luz en todo el pueblo a eso de las 11:00 (¿algún cable roto?). Por tanto ya no podía hacer nada. Un poco antes de las 12 me he ido.

Los contenedores se movían solos. Las motos descansaban en las aceras. Los tejados lloraban tejas. Y éstas se caían encima de los coches rompiendo las lunas (afortunadamente la calle donde lo dejo siempre estaba hoy ocupada y he tenido que ir a otro sitio). Los árboles se iban quebrando. El viento se llevaba a la gente. Algún perro volaba. Los parasoles de los bares decidieron que era momento de cambiar de sitio. Algunos coches aparcados se movían (incluso furgonetas). Un infierno, vamos.

Para estar sin hacer nada y pasando miedo, cogí el coche y me fui a casa. Por el camino más destrucción: paneles de publicidad desaparecidos, rotos. En la ronda de Dalt el "capuchón" de una palmera en medio de la calzada.
 

En mi ciudad esto era el paraíso: hojas por el suelo y alguna que otra ramita. Voy a comprar el pan y una señora protestaba del viento, que le dolía la cabeza (pues yo vengo del infierno).
 

Pongo una foto del pabellón de Santa Coloma de Cervelló. Según me han dicho en el momento en que pasó ésto había niños jugando un partido. (este pueblo se ha declarado zona catastrófica) (y puse una foto)



Las consecuencias fueron desastrosas. Las tejas caían, mientras algunos insensatos miraban desde abajo. Los contenedores se movían calle abajo. Hasta se movían algunos coches. El techo del pabellón deportivo se desprendió casi en su totalidad, salió volando y se acercaba peligrosamente a los bloques colindantes. En ese momento se estaba jugando un partido. Podía haber sido una masacre. Os pongo una foto del pabellón deportivo:




Miles de árboles cayeron. En el parque natural de Collserola, esos días dijeron que se habían caído 200.000 árboles. Los días siguientes, muchos fueron los que talaron los árboles caídos para tener leña para sus casas.




A menos de 5 km de donde estaba, cuatro niños murieron porque se derrumbó la instalación deportiva donde fueron a refugiarse del viento. Podría haber sido peor. Creo que ese fue el día que más miedo pasé en mi vida. Por la zona donde yo estaba, pasó la lengua del viento con más fuerza de esta comarca.

Mientras escribía esto, he visto un álbum de fotos público, de un tal Blas Asensio, del que me he tomado la libertad de coger las fotos para explicar el tema.

martes, 19 de enero de 2010

Pensamiento

Hay algo más importante que saber lo que se quiere: saber qué es lo que no se quiere.Y tú, ¿ya sabes lo que no quieres?