domingo, 8 de agosto de 2010

Egoismo

Se sentía la persona más egoísta del mundo. Tenía la sensación de que la decisión que tomara sería errónea e interesada. Se imaginó su corazón como un puzzle desmenuzado en cientos de piezas, aunque en ellas se intuían los principales motivos del dibujo. La razón esta vez estaba muy confundida y no entendía siquiera qué tenía que hacer, cuál era la pregunta a la que responder. 

Ella deseaba que viniera, porque quería verlo. Porque quería estar con él. Al mismo tiempo no quería que se le acercara: porque querría verlo, porque querría estar con él. Miedo. Miedo era lo que sentía en cualquiera de los dos casos. Miedo a ganar, a perder, a equivocarse e incluso a acertar.

Cuando se miraba desde fuera pensando en los pros y los contras, se sentía otra vez egoísta, puesto que se veía pensando en ella misma, en si le perjudicaría la decisión que tomara. Y ciertamente, se sintió culpable de no poder contar con la opinión de nadie más, ya que pensaba que esto afectaría al engranaje final de todas las piezas del puzzle. Intuía dolor, humillación, traición.

El futuro era incierto. El tiempo se le acababa. Su decisión egoísta se acercaba. Eso la asustaba mucho. ¿Cómo evitar hacer daño a aquellas personas que más quería? ¿Cómo dejaría ella de sufrir? Se imaginaba sola para no perjudicar a nadie más en su vida, tras causar el enorme desastre. Quizás lo mejor sería que ella fuera quien soportara este dolor para siempre.

Ella seguía pensando "Soy una egoísta". 

miércoles, 4 de agosto de 2010

Camino


Mientras recorro mi camino me separo de muchas personas, me alejo más de ellas, del grupo que no entiendo, pero que tanta gente sigue. Podría ser que me separara de ti y que tú no quisieras seguir mis pasos porque no estás de acuerdo conmigo. Podría ofenderte. Podrías dejar de hablarme, de quererme o de pensar en mi como algo positivo en tu vida. 

Mi camino me aleja de la vida llena de normas absurdas que las masas siguen ciegas, convencidas de que es el mejor rumbo, que si no siguen estas leyes escritas, tendrán los peores castigos eternamente, incluso después de su muerte. Este grupo de gente, busca razones a todo lo que nos pasa en la vida, sea bueno o malo. Si las circunstancias de la vida son adversas, es porque alguna divinidad les está poniendo a prueba para que demuestren lo buenos y lo fuertes que son. 

Todo esto está controlado por el respeto. Y el respeto es, al fin y al cabo un sinónimo de miedo. Miedo a lo desconocido. Porque no hay nada que nos de más miedo que aquello que no podemos percibir con nuestros sentidos, como por ejemplo las pesadillas. Para tener este control sobre las personas, la mejor forma es hacerlo desde pequeños. Los hábitos que se aprenden de pequeño no se olvidan nunca, así como los buenos modales. 

Este camino lo empecé a trazar desde pequeña. Mi madre me preguntó si quería hacer la comunión, y como copiaba todo lo que mi hermana mayor hacía, pues dije que sí, sin saber muy bien a lo que se refería.  No entendía lo que me explicaban en catequesis (yo tenía 6 años y era todavía más despistada que hoy). Recuerdo que en las clases de catequesis, que eran dos a la semana durante un curso escolar, estaba siempre muy despistada. Igual decían "abrid el libro por la página 57", y yo, que acababa de aprender los números, cuando llegaba a la página le preguntaba a mi hermana si era ésa. Ella me lo confirmaba, pero claro, los demás, que eran dos cursos más grandes que yo, ya habían encontrado la página en concreto, y habían leído algunas líneas, y ya no podía seguir el texto. En el colegio, los mayores hacían clases de religión, pero se acabaron cuando empecé yo (mi hermana había hecho 3 cursos con religión). Como bien dice la frase aquella, no me enteré de la misa ni la mitad. Entre tanto, en catequesis nos amenazaban con encerrarnos con  las monjas en un cuarto si nos portábamos mal o si hablábamos. No era mi problema, porque yo no hablaba nunca. No sé cómo me ofrecí voluntaria para llevarle al cura las cosas estas que usa en misa (la copa, las hostias, etc.). El día que hice la comunión ya tenía cumplidos los 7 años, no me enteré de lo que hablaba ese señor tan mayor que era el cura. Como siempre, me abstraía en mi mundo, observándolo todo. Tal era mi despiste que mis padres me tuvieron que avisar para acercarle al cura las cosas cuando nos llamaron. De ese día recuerdo que comimos en mi casa con algunos familiares y amigos de mis padres. Todavía no entiendo la razón de estas celebraciones. 

Recuerdo un sueño místico que tuve en mi niñez en esa época. Uno en el que un niño dios coleccionaba almas y las guardaba en tarros de mermelada, que ponía en estanterías. Yo me preguntaba ¿para qué querrá tener estas almas? ¿Y por qué encerrarlas? Fue mi primera duda transcendental. 

En el camino encontré injusticias en nombre de un ser que consideran superior. Vi palizas, maltratos, amenazas, chantajes e injusticias. Y me salí del camino. La espiritualidad debería ser íntima y personal. Cada cual marcar sus pautas a seguir. Bajo una misma premisa "no hagas a los demás lo que no quieras recibir". Las religiones están llenas de actitudes machistas y homófobas, la mayor parte de las veces por malas interpretaciones., que hace que la mayoría de las veces no tengan respeto por la vida. ¿Cuál es la verdadera razón de la ablación del clítoris? ¿Por qué no hay ablación del glande? ¿Por qué se impide el uso del preservativo como método de prevención de enfermedades? ¿Por qué hay que llegar virgen al matrimonio? ¿Por qué en muchas religiones la infidelidad es castigada con la muerte por lapidación? ¿Por qué una mujer musulmana que es violada necesita 4 testigos para demostrar el hecho en si?

Para todos los fenómenos naturales siempre habrá alguien que explique que ha sido la voluntad de un ser superior que ha querido que ocurra eso. Todas las religiones han tenido una explicación por parte de alguno de sus dioses. La religión es la manera más fácil de explicar las cosas. Es igual que si un niño te pregunta por la razón de algo y tú le respondes "Porque sí" o "Porque lo digo yo". Es una respuesta sencilla que sólo vale para los conformistas. 


No estoy en contra de la espiritualidad individual. Por explicarlo con un ejemplo, la manera más fácil sería: no estoy en contra de la religión católica, pero sí de la Iglesia. Creo en mi conciencia. Creo en la libertad de pensamiento y de expresión. Mi única premisa es "no hagas nada que no quieras que te hagan a ti". El respeto hacia los demás es lo que nos debería unir. Las normas impuestas han sido y son causantes de la mayoría de las guerras habidas y por haber (el otro motivo es económico). 


PD: el día que escribí el post, había visto la película Camino, de Javier Fresser. Ese día cambié de camino.