sábado, 23 de agosto de 2014

Cuentos de hadas

Dejé de creer en cuentos de hadas cuando me di cuenta de que no pertenecía a ellos, que no había ningún Príncipe Azul que viniera a salvarme y me llevase con él para siempre. Nunca me pasó. Posiblemente porque jamás me sentí una princesa. Pensé que eso de sentirse protegida no iba conmigo, que nadie me tendría que salvar del dragón, ¿para qué acabar con esta criatura tan especial y única? 

Pero ¿y si en realidad existieran los cuentos de hadas? ¿Por qué no? El caso es que sé que no encajo en el papel de Princesa, pero quizás sí en otro. 

Para mi una Princesa es una mujer con muchos vasallos a su disposición, que le conceden todo cuando pida sin rechistar. Una persona poderosa, pero muy débil, porque no sabe hacer nada, o casi nada por sí misma. Siempre he oído la frase aquella que dice que para saber mandar hay que saber obedecer, y una princesa nunca ha estado a las órdenes de nadie. Ni siquiera de sus padres. Suelen ser egoístas, caprichosas, cursis y repelentes. Y tienen el sueño de que un Príncipe Azul las salve de un peligro: un animal mitológico como un dragón, su madrastra que siempre consideran que son las más malas, etc. Finalmente consigue un Príncipe que las salva y se casa con ella. Quién sabe si los supuestos peligros era una manera de concertar un matrimonio. 

El Príncipe es alguien que parece un valeroso caballero, que vaga por los reinos para saber dónde hay una Princesa casadera ante la cual se puede pavonear. Aparentemente suele viajar solo. ¿Por qué no tiene lacayos como la princesa o un séquito de soldados que le acompañen? ¿No los tiene o se mantienen en la distancia para que el susodicho príncipe parezca más valiente de lo que es? ¿Por qué tiene que acabar con la princesa?¿Son siempre guapos? ¿Y qué pasa si es feo, estúpido, borde, o incluso enfermizos? Sigo pensando en que los matrimonios con estos príncipes eran concertados, incluso con la Cenicienta, pues fue el rey el que organizó un baile para que su hijo el príncipe eligiera esposa. 

Pasamos a hablar del personaje con el que más me identifico, especialmente meses atrás. Es la bruja de los cuentos. Se considera que es una persona malvada, aunque no lo veo así. Una bruja es un personaje independiente, generalmente solitario, al que la gente se le acerca para pedir cosas, generalmente pociones mágicas. Son las grandes alquimistas, químicas y botánicas, que son capaces de curar un resfriado, una infección, o un mal de amores. Una bruja ayuda a quien se lo pida. Creo que la mala fama es debido a la ignorancia. ¿Por qué no son tan malos los brujos? Una bruja tiene el control total de su vida. Hace y deshace a su antojo. Si quiere viajar, viaja. Si quiere puede estar en su cabaña. Nunca hablan de amor, pero no es porque no lo sientan ni lo tengan. Es porque casi nadie habla con ella. Sólo su entorno lo conoce. A las brujas no les dan miedo los animales: arañas, lagartos, sapos, ... ¿por qué temer estas criaturas?

Y me voy, que tengo que hacer esa poción mágica que te libere. A ver si esta vez me sale bien. No tengo gato. Igual te está cuidando. 

martes, 19 de agosto de 2014

En silencio



Me miraba en silencio, sin articular palabras. Algo había cambiado, o no, pero se estaba manifestando otra vez. Ya no me explicaba sus cosas. Tampoco lo hacía yo. Era un hecho. Sólo había un tema en común sobre el que hablar: lo mal que lo hacíamos cada uno con la educación del hijo en común. Nada más.

Cuanto menos tiempo juntos mejor. Por las tardes me decía que me fuera por ahí a dar una vuelta sola o con el niño. Prefería llevármelo para evitar que pasaran un mal trago cada uno. Total, si se quedaban solos tampoco le iba a dedicar el tiempo necesario.

Cada vez más separados en la cama, cada uno en una esquina, y lo más alejado posible. Cada vez menos tiempo juntos, porque yo me acostaba lo más tarde posible, y él se levantaba temprano. 

En la era de las comunicaciones, la nuestra había fallado. Él con su ocio, yo con mis palabras que compartía con otras personas. ¿Para qué hablar con alguien que me responde enfadado o a la defensiva? 

Callo porque no sé expresarme. Y callo, porque no me va a escuchar.

Me duele, porque sé que se acerca el fin de nuestra historia. Y me duele, porque alejaré a un hijo de su padre. Y lloraré. Y mucho. 

Con las dudas del futuro incierto camino cada día en silencio. ¿Aguanto así el resto de mi vida? ¿Me voy e intento ser feliz? 

Y me anudo un poco más la garganta. Un nudo más. Una lágrima más en la reserva. Hasta la próxima vez que me de por sacarlas todas a la vez. 

Lloraré a escondidas, como siempre. Lloraré en silencio.