martes, 14 de septiembre de 2010

Sonrisa de papel

Pensó que sería mejor así. Permanecería inmóvil, callada. Así nadie se percataría del sufrimiento que llevaba dentro. Consideraba así que nadie se contagiaría de su mal. Sus lágrimas invisibles hacían que su garganta se resintiera. Apretaba los dientes para evitar gimotear. Su coraza la protegería de esos ataques que sabía que más tarde o temprano recibiría. Todo era perfecto: la media sonrisa, la voz pausada al pronunciar las palabras protocolarias, los gestos tranquilos, ... Había logrado su objetivo: pasar desapercibida para el mundo. Si hubiera estado animada, lo celebraría. Todo estaba bien, hasta que alguien le dijo: 'Tienes la mirada triste'