viernes, 14 de agosto de 2009

El amuleto de la suerte.

Muchos de vosotros seguro que estaréis pensando en que un amuleto de la suerte es un objeto inanimado, que seguramente podréis llevar con vosotros mismos, y al que le atribuís poderes mágicos. Los ejemplos más típicos, seguramente serían un trébol de 4 hojas, una herradura, etc.

Hoy os voy a hablar de mis amuletos de la suerte. Para mi, mis mejores amuletos son personas que existen de verdad. Aquellas que ves de vez en cuando, y en ese momento te llenan de energía positiva. La mayoría son amigos tuyos. Pero muchas veces no lo son. Simplemente son conocidos que aparecen circunstancialmente en tu vida.

De uno de estos casos os voy a hablar hoy. Se trata de María, una anciana que me hacía sentir muy bien cada vez que me venía a visitar a mi establecimiento cada mes, para que yo la ayudara a aliviar las molestias que tenía en sus ojos. El problema que tenía ella, era que le salían pestañas que crecían hacia la córnea, y le molestaba mucho. Y yo se las arrancaba con una pinza. Esto hacía que se sintiera bien. Depués, y gracias a la confianza que tenía conmigo, se dejó poner una lente de contacto que le cambiaba cada mes, para evitar el roce. Esto le alivió muchísimo para el resto de su vida, me decía que yo era "su ángel".

Pero todavía no he explicado por qué era mi amuleto. El día que peor estaba yo, venía ella con su aire de simpatía y sabiduría. Su presencia me animaba mucho, y a la vez me tranquilizaba. Me alegraba lo que quedaba del día, y el efecto de ese halo que dejaba, lo embriagaba todo y duraba varios días. Días en los que las cosas me iban muy bien. De vez en cuando, y en agradecimiento hacia el trato que yo le daba, me obsequiaba con algún detalle: bombones, colonias, plantas.

La primera planta me la regaló hace 4 años y la dejé en casa de mis padres, donde vivía entonces. Cada día, le decía algo a la planta como si fuera ella: "María, qué guapa que estás hoy", o simplemente "¡Guapa!". Se quedó en casa de mis padres, a la espera de traérmela cuando acabara de traerme todas las cosas. Aunque no dormía con mis padres, iba a comer todos los días con ellos, y siempre veía la planta y la piropeaba, y lo hacía pensando en María.

El año pasado, en Noviembre o así, le expliqué a ella lo de esta planta, que la veía, y que me acordaba mucho de ella, que la piropeaba. Pero que todavía la tenía en casa de mis padres. Entonces, al día siguiente, me regaló una preciosa Alocasia, que por supuesto, llevé a mi casa. Cada mañana, cuando me levantaba, la saludaba, la piropeaba, y le decía que pasara un buen día.

Empezó el nuevo año, y la mujer, que vivía en su propia casa y cuidaba de sus cosas, tanto como de sí misma se empezó a encontrar mal. La salud de la anciana, que ya tenía los 90 años cumplidos, empezó a decaer. Su hijo la sacó de su casa y la llevó a una residencia hospitalaria, donde la cuidarían noche y día. Y entonces, alguna vez iba yo a verla. Me acariciaba las mejillas y decía "mi ángel", mientras yo recordaba el cambio que había dado su salud en el último año.

Con ella, también empezaron a marchitarse mis dos plantas, la que cuidaba yo y la que estaba con mis padres. Mi madre me decía que no sabía qué le pasaba a esta planta., si la había tratado como siempre. No le comenté nada, pero ya lo sabía yo. María se estaba muriendo. Por mucho cuidado que tuviera con las plantas, sabía cuál sería el inevitable final.

Finalmente, mis dos plantas se murieron. Un día su hijo vino a verme, y me dijo que su madre se había muerto. Que no sufrió, al igual que no sufrieron mis plantas. Me quedé sin aliento, además de sin amuleto.

Pero cada vez que desaparece un amuleto, encuentras otro que te ayuda, que te anima. Que te empuja a seguir adelante. Ese amuleto que cuidas, hasta que alguna vez desaparezca. Porque el ciclo debe continuar. De igual manera que muchas personas son tu amuleto, porque nada más que aparecen llenan de alegrías ese hueco vacío en tu vida; de la misma manera, quién sabe quién te considerará su amuleto.


4 comentarios:

  1. Me parece una historia muy bonita y emotiva. Hay veces en la vida que te cruzas con gente especial que transmite mucha energía. Esa gente sabe tocar en tu interior, y en este caso fue tu amuleto. Tenía una conexión especial con las plantas ya que, de alguna manera, ella y las plantas eran la misma cosa.

    Lo más parecido a un amuleto es un llavero del real madrid que tiene 20 años: fue la primera vez que mis padres me confiaron unas llaves mías propias (tenía 9 años) y fue, creo, la primera vez que sentí que ya iba siendo mayor ante tamaña responsabilidad.. Aun lo uso para las llaves de la casa de mis padres.

    Buena historia nuria, seguiré el blog muy de cerca a espera de más historias como esta

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  2. Muchas gracias por tu opinión, realmente era una historia merecedora de plasmar.

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  3. Mi chiquitina, no se si es porque estoy como estoy pero me ha parecido una historia maravillosa... eres tonta, me has hecho llorar.
    No sabia de este blog (me lo chivaron ;)), y me alegro un monton, ya te conozco de tiempo, y me parecias escepcional, ahora me lo pareces mucho mas.
    Un besote chiquitina

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  4. Si llorar te hace sentir mejor, llora lo que quieras.

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